EL final de un imperio no suele ser pacífico. No me refie-ro a que produzca necesariamente conflictos bélicos,sino a que viene acompañado de una brutal y duraderafractura social interna.

El Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) es uno de esos temas recurrentes que aparecen como el Guadiana cada vez que un gobierno quiere dar una lección a los especuladores, caso de la Unión Europea, o conseguir fondos públicos de forma rápida y políticamente incruenta, caso del gobierno español actual.

Una vez más, el cainismo de la política española está por encima de la razón de Estado. Gran parte de la opinión pública y de la clase política prefiere a un irlandés de vicepresidente del BCE antes que al ministro de Economía. No estoy seguro que entiendan el alcance de lo que proponía el gobernador del Banco Central de Irlanda en una tribuna en estas páginas.